• Plantea la posibilidad de aprovechar los recursos que tenemos de forma colectiva para que todos seamos beneficiarios de los bienes que generan sus procesos  
• Se rige por tres principios éticos: cuidado de la tierra, repartición justa y cuidado de la gente 

Carlos Hugo Hermida Rosales 

Miguel Ángel Escalona Aguilar, titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoSustenta) de la Universidad Veracruzana (UV), explicó que la permacultura no es sólo una técnica de producción de alimentos, sino una forma de vida que nos plantea la posibilidad de aprovechar los recursos que tenemos de manera colectiva para el beneficio de todas las personas. 

El también docente de la Facultad de Ciencias Agrícolas impartió el 13 de octubre la conferencia virtual “Permacultura y el huerto”, que se transmitió a través de la página de Facebook de la Red de Agricultura Urbana y Periurbana de Xalapa. 

Miguel Escalona detalló que la permacultura –sistema de principios de diseño agrícola, económico, político y social que se basa en patrones de ecosistemas naturales– cuenta con tres preceptos éticos: cuidado de la tierra, repartición justa y cuidado de la gente.  

El primero tiene que ver con no contaminar la tierra, preservar su biodiversidad y cumplir con un manejo adecuado de sus recursos de forma que le permita brindar alimentos sin que se deteriore.  

“No podemos pensar en alimentarnos si matamos a los microorganismos que habitan en el suelo para producir la comida, ni tener grandes extensiones de cultivos si acabamos con la agrobiodiversidad”, enfatizó.  

El cuidado de la gente se refiere a proteger a las personas que acceden a los alimentos de los productores, así como a fomentar una dieta sana en niños libre de carbohidratos y sal en la mayor medida posible.  

Por su parte, la repartición justa engloba manejar precios justos en los alimentos agroecológicos, así como una distribución equitativa que permita que todos se beneficien.  

El catedrático comentó que a través de los procesos de la permacultura es posible diseñar sistemas sustentables de vida, ya que rescata saberes ancestrales que son el resultado de una larga convivencia con la naturaleza.