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En catedral de Xalapa fue sepultado el cardenal Sergio Obeso rivera

Melesio Carrillo Tejeda

Entre cantos, llantos y mucho fervor, los restos mortales del arzobispo Emérito y Cardenal, Sergio Obeso Rivera fueron  inhumados en la capilla dedicada a San Rafael Guízar y Valencia, situada en la parte posterior de la Catedral Metropolitana de Xalapa con las banderas de México y del Vaticano. 

Con la asistencia de todos los obispos de la Arquidiócesis y algunos de otras entidades, todos los sacerdotes, religiosas y laicos de esta demarcación católica, familiares y miles de feligreses, se ofició una misa, en la Catedral Metropolitana,  concelebrada y presidida por el  arzobispo  de Xalapa,  Hipólito Reyes Larios,, acompañado del Cardenal de la Ciudad de México,  Norberto Rivera Carrera y el Obispo Auxiliar de Xalapa, Rafael Palma. 

El templo fue insuficiente para albergar a los miles de fieles católicos que se dieron cita para dar el último adiós a don Sergio Obeso, por lo que dentro de la logística de las exequias, fue necesario colocar dos pantallas gigantes y cientos de sillas en la plaza Lerdo, afuera de la Catedral para que la gente le diera seguimiento a los oficios religiosos. 

En procesión, encabezada por los encargados del servicio del altar, fue trasladado el féretro, seguido por los familiares de don Sergio Obeso Rivera, obispos. La gente congregada en el templo, aplaudió ininterrumpidamente, muchos con lágrimas en los ojos; hubo quienes corearon una porra. 

Tal como se comentó con anticipación, a las 11 de la mañana, fueron cerradas a la vialidad las céntricas calles de Enríquez y Lucio, lo que permitió la asistencia de un buen número de feligreses que sombrilla en mano, o refugiándose en los lugares sombreados, siguieron la celebración de la misa y el protocolo de la inhumación de los restos del prelado que en el sencillo ataúd de madera fueron colocados en la tumba que es su última morada. 

En la homilía, el Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios dio una semblanza de la vida y obra de monseñor Obeso Rivera, destacando sus virtudes como: sencillez, don de gentes, culto, amable, con mucho sentido del humor y que supo llevar siempre su ministerio sacerdotal, como lo exigen los cánones de la iglesia católica, apostólica y romana. 

Cabe destacar, que en la plaza Lerdo, algunas sillas quedaron vacías, porque ante el inclemente sol  canicular, la gente que no compró sombrillas a los infalibles vendedores que todo aprovechan, se retiraron a las zonas sombreadas. También hubo vendedores de rosas blancas, a quienes les fue muy bien en su negocio. 

Es de recordar que el Obispo Emérito y Cardenal veracruzano,  Sergio Obeso Rivera, falleció a los  87 años de edad,  la noche del domingo 11 de agosto  en su domicilio en la ciudad de Coatepec y sus restos fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Xalapa, donde fueron velados, hasta este martes en que fue sepultado. 

  

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